1 Cabeza ensangrentada, cubierta de sudar,
de espinas coronada, y llena de dolor:
¡oh celestial cabeza, tan maltratada aquí
tu sin igual belleza es gloria para mí!
2 Cubrió tu noble frente la palidez mortal,
cual velo transparente de tu sufrir señal.
Cerróse aquella boca, la lengua enmudeció:
la fría muerte toca al que la vida dio.
3 Señor, lo que has llevado, yo solo merecí;
la culpa que has pagado al juez yo la debí.
Mas mírame; confío en tu cruz y pasíon.
Otórgame, bien mío, la gracia del perdón.
4 Agradecido vengo a ti, mi redentor,
por tu bondad sin cuento, tu muerte y tu dolor.
Aquí prometo y juro que te obedeceré,
amigo fiel, seguro consumador de fe.
5 En mi última agonía, revélame tu faz;
tu cruz será mi guía, en paz me llevarás;
tu imagen contemplando entrego mi alma a ti,
sólo en tu cruz confiando. ¡Feliz quien muere así!
Source: Libro de Liturgia y Cántico #342