1 ¡Oh, cuánto gozo tendrán y alegría,
las almas puras con Cristo reunidas!
¡Corona de oro los mártires llevan;
palmas de triunfo, magnífico emblema!
Jerusalén, la celeste, es la patria,
do caminamos con fe y esperanza,
perseverantes, al fin llega remos,
por la oración con Jesús reinaremos.
2 Nuestro deber, por ahora, cristianos,
es confiar, con denuedo, luchando
en la milicia de la santa Iglesia,
los sacramentos tomando de ella.
Démosle al Padre y al Verbo encarnado,
gloria y honor, y al Espíritu Santo;
omo del mundo se diera al principio,
démosle ahora y por todos los siglos.